El bosque encantado

Estoy aquí sentada, bajo las estrellas. Frente a mí, el lago con sus aguas quietas como un espejo y la luna mirándose en él. Se peina sus cabellos de plata y me hace un guiño cómplice de amigas. Le respondo con un saludo. Fiel compañera que me da las buenas noches.

Detrás de mí, el suave viento agita las hojas de los árboles. Director de orquesta que arranca una sinfonía sin igual a la naturaleza. El aroma del verde del bosque llega puro e inunda mis pulmones y todo mi ser.

De pronto, la Navidad se instala nuevamente en el lugar cuando una infinidad de luciérnagas comienzan a volar a mí alrededor bailando al son de la música del bosque. Formando figuras en el aire y compitiendo con el brillo de las estrellas. Aparecen y desaparecen con la magia de la varita del mago de la noche.

Bajo mis pies desnudos una alfombra suave y mullida hace una fotosíntesis con mi energía devolviéndome una sensación de fresca libertad.

Extiendo mis brazos, cierro mis ojos y me dejo invadir por esa comunión con la naturaleza…

Escucho el ladrido de los perros y el timbre de entrada me trae abruptamente a la realidad. El mundo de mis sueños queda adormecido por unos minutos… por unas horas… por toda una eternidad… para recuperarlo nuevamente en unos instantes.

Un pequeño camino, apenas una senda marcada entre los arbustos. Voy y vengo. A veces me ausento, pero siempre vuelvo.

Este es mi refugio. Y ustedes son la magia de este bosque.