Desahogo

Muchas veces me he preguntado si la gente es consciente de toda la basura que destila cuando habla. Hoy me lo volví a preguntar. ¿Es consciente? ¿O será que algunos tienen una vocación innata para joderles la vida a los demás?

Llenarle la cabeza a una persona con ideas absurdas con el solo fin de molestar, hacer sentir al otro la peor basura con comentarios malintencionados, criticar el aspecto físico de alguien para menospreciarlo, meter cizaña para separar a una persona de otra. ¿Maldad? ¿Envidia? ¿O simplemente pura ignorancia?

Una simple frase puede cambiar el día de una persona por completo y hacerla pasar de la felicidad al llanto. Una simple frase puede pintar una realidad que no existe y enfrentar a amigos o hermanos. Una simple frase puede cambiar el mundo de una persona por completo en cuestión de segundos. Y a veces, por culpa de esa simple frase se cometen errores irremediables.

¿Cuándo aprenderá la gente a mirar su propio reflejo en el espejo? ¿Cuándo aprenderán a hacer examen de conciencia para entender que nadie tiene la suficiente autoridad para juzgar las actitudes de otros? ¿Cuándo verán que su ombligo no es el centro del universo y que más allá de él hay otra forma de ver la vida? ¿Y que esa forma es mejor que la propia basura en la que se revuelven a diario?

Me da mucha bronca cuando esto pasa y más bronca me da cuando le pasa a alguien que quiero. Y siento mucha impotencia porque sé que esas mentes retrógradas son incapaces de reconocer cuando se equivocan.

No soy la dueña de la verdad. Mis pensamientos no son siempre los correctos. Y mi actuar no ha sido siempre de lo mejor. Pero el hecho de saber reconocer mis propios errores me da derecho (un derecho que me otorgo a mi misma) a decir que estoy podrida de la gente que destila veneno mientras sonríe con una falsedad que haría avergonzar al mismo Judas.

Alguna vez leí que “Si alguien trata de besarte los pies, písale la cabeza antes que te muerda”. Hoy no tengo ninguna duda que es la frase más sabia que se ha escrito.